Mi mama no me quería meter a la escuela todavía, pero cuando vió lo feliz que estoy en mis clases de ballet se dió cuenta de que necesito tener más amiguitos. Desde el 1 de septiembre de 2011 empecé a asistir a una guardería por las mañanas. El primer día de clases mi mamá me advirtió que ella me dejaría allí, se iría, y luego Yeya me iría a buscar. Y me pidió que no llorara. Como yo soy "bien mandada" apenas llegamos le di un beso y un abrazo, me di media vuelta y me fui a jugar. ¡Mi mamá quedó con los ojos cuadrados!
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